¿Qué se te dispara cuando escuchas la palabra «obligación»? ¿Con qué tono de voz escuchas esa palabra? Observa en tu diario aquello que te dices: «tengo que», «debo ir»… Asimilar una obligación es procesar una capacidad de respuesta aún no funcionalizada. Es por eso que sientes la presión que sientes frente a la palabra obligación. Observa las áreas en que te siente obligado como una imposición externa o interna a ti… y pregúntate: ¿Qué capacidad de respuesta te encuentras procesando? ¿Qué es lo que allí se está funcionalizando? ¿Qué finalidad tiene? ¿A cargo de quién está ese proceso?